Siempre es complejo expresar sentimientos a través de la palabra escrita. Más aún, cuando nos inunda, días después, ese torrente de vivencias, estampas que engloban lo que hemos dado en llamar "El sentimiento se llama amargura". ¡Amarguros, perdonadme!, os lo ruego porque, aún sigo en esa nube, que entre todos hemos ido construyendo en estas cinco horas bajo el manto de la señora de la madrugá.
Pasaron las horas. Llegó la hora...Primer pellizco. Descuelgas la medalla que guarda el cabecero de tu cama y vela tus sueños cada noche. Rezas. Te vistes. Pura liturgia costalera. -"Mamá me voy". -"Hijo, ten cuidado y que disfrutes".- me dijo. Ella era feliz, porque su hijo estaba feliz. La luna de parasceve. de Nisán o de madrugá iluminaba la oscura noche. Eran las tres y cuarto de la madrugada. "Vente pa´mi casa, hay que preparar lo de Eduardo, todo tiene que salir cuadrado"- me dijo mi hermano Juan. Y en su casa se respiraba amargurismo por todos lados. Y de ahí al encuentro con el resto de amarguros que llegaban poco a poco al lugar de citación. Liturgia, pura liturgia costalera.
El reloj marcaba las campanadas. Eran las cinco. Todo estaba dispuesto. Era una madrugá especial, por las ausencias físicas que no en nuestro pensamiento. Faltaba gente.Cada uno de nosotros tenemos presente a alguien en nuestro sentir. Pero, faltaba Él. Aquella persona que ha sido en estos últimos veintipico años capataz de Nuestra Señora y otros años costalero de su Amargura, que sigue siendo nuestros ojos y que la salud, la que tanto pedimos cada día del año, le fue esquiva este año. Va por ti Eduardo.
La Amargura estaba radiante. Lucía remozada la corona de Seco Velasco, restaurada por un hijo suyo Juan Cantero, amén de un puñal que estrenaba este año y realizado por su persona. Un cañaveral de luces iluminaban la cara de la dolorosa que gubiará el maestro Illanes. San Juan consolaba el llanto amargo de la Virgen por esas personas que queriendo estar no pueden.
"Señores vámonos para dentro del paso".Mientras tanto, Nuestro Padre Jesús ya se perdía entre la muchedumbre que se agolpaba en la plaza. Alzó la voz, Cándido. Palabras de aliento a los hombres de costal. Quiso acordarse de aquellas personas que le metieron en vena el ser Amarguro. "Mi hermano, el Llorón, Serrano, etc. Que curioso. Este año se estrenaban bajo la Amargura, cuatro hijos de antiguos costaleros de aquellos con los que compartí vivencias de joven". Juan Carlos, hijo de Serrano, antiguo capataz, su primo Pablo Llano, de la casta de los serranos, hijo y hermano de costaleros. Chiki, hijo de un antiguo costalero, José Miguel "El llorón" y Jesús Carmona, hijo de Manolín Carmona. ¡Qué el legado costalero siga vivo de padres a hijos!.
En la Iglesia solo está el pasopalio rodeado por sus nazarenos blancos de capa morada que se disponían a tomar la plaza, su gente. El palio levantando comenzó su caminar. -"Oído, vámonos, finito y suave costalero no quiero rodillas vamos a caminar con la Amargura"- decía Juan, la voz de abajo que nos pellizca el corazón cada madrugá. -"Venga de frente costalero" - decía el capataz. Ya está la Amargura a la altura de la puerta. Se quitan los zancos. "Cada patero con su pata". Señores repartirse por los costeros, por la trasera y la delantera". Muy despacio para abajo, A esta es" Suena el llamador. El palio comienza a bajar a la tierra de los mortales. "Muy poco a poco". "Vamos a mirar los varales". "Venga vamonos para la calle, costalero". "Empujamos muy despacio". "Movimientos suaves y sin tirones".
Comienza a sonar "Amarguras". Sus notas rompen el aire fresco de la madrugada. Y así, poco a poco, el palio va saliendo a la plaza. Los ojos de los allí presentes buscan la mirada de la hebrea amarga. Se ven lágrimas. El incienso perfuma esa estampa. Costaleros, nazarenos mirando por un instante a la Amargura. Es un momento fugaz porque el capataz ordena subir el paso y colocarle las patas. "Lo que hemos dicho, mucho oído y despacio arriba". Se eleva el paso. Se colocan los zancos. Aplausos del gentío a la maniobra consumada con éxito. Nos metemos debajo. Nos deseamos suerte con los compañeros que nos cruzamos. Miradas cómplices. Primera levantá en la calle. Suena de nuevo la marcha Amarguras. Vamos caminando "finito y suave" como nos ordena el capataz. Termina la marcha. Se arría el pasopalio. Buenas sensaciones debajo. -"Dicen que la salida ha estado muy bonita, el palio venia de lujo" comentaba en voz baja algún costalero. Llama de nuevo Cándido. -"Juan". - Dime, Cándido, dime, -le contestó. -"Al cielo, fuerte arriba con la Amargura. Tos por iguá Amarguros. A esta es. El palio se elevo al cielo. Sonaba Margot, y la Amargura se perdia entre los naranjos de plaza para buscar los Mesones. Mención especial una levantá muy sentía, aún en la negra noche. Alzo la voz Candi Vázquez y quiso dedicar la levantá a la familia Sola Torregrosa y en especial a su amigo Matías. Momento emotivo. Seguro que le acercamos la Amargura al cielo.
"Hay que ganarle a cada mano señores", comentaba el capataz a su pateros. Y así, discurríamos por Mesones para buscar San Sebastián a los sones de "La Madrugá". En el horizonte ya se atisbaba el clareo de la mañana. Este año amanecería antes. Cosas de horario de invierno. Se arrió el palio a la altura de la casa de Serrano. Se le dedico una levantá a su persona. "Su hijo va aquí debajo".
El piar de los pajarillos mañaneros comenzó a sonar en el estrechón de Guaditoca. Sus melodías se confundían con las notas de Valle de Sevilla, interpretada por la Banda de Albaida, atenta y dispuesta a lo que se le solicitaba por parte de la cuadrilla. Ya entrando en los cantillos, sonaba Nuestro Padre Jesús, como antesala a una de las chicotás más emotivas y valientes de toda la estación de penitencia. Me refiero como no podría ser de otra manera a la subida de la calle Granillos. Mitíco emplazamiento. Lugar donde se bautizan amarguros que no han sido de cuna. Allí donde la casta se hace andar elegante y valiente. Allí donde se asoman aquellos que no están físicamente y nos ayudan a subir la cuesta. No sé lo que pasa en ese lugar. Solo sé que hay que estar presente para vivirlo. De verdad lo digo. Con el corazón en la mano. Aquí nos quitamos las caretas y nos presentamos tal y como somos. Levantá previa al iniciar la subida, por el amigo que no está, por los seres queridos que se fueron al balcón de los cielos dijo nuestro Cantero hijo.Pellizco. Salvada la primera señal, el palio comienza a caminar, va en una nube. Suena "Estrella Sublime" , para la Estrella de la Mañana como dijo el poeta. La trabajadera es un hervidero de sentimientos. Como digo hay que vivirlo. Hoy no me salen palabras para narrar ese momento. Termina la marcha y comienza Virgen de los Estudiantes, -"hay que seguir costalero, hay que seguir"- dijo Antonio el capataz.
La mañana era una realidad. Un sol de viernes santo coronaba el cielo azul, como el de las fotografías de los años noventa. Si, ese mismo era. Un regalo de Dios para los sentidos. La luz mañanera entraba de lleno por entre las rendijas de los respiraderos. La Amargura ya cambio su cara. Y bajamos la calle camachos con Procesión de Semana Santa en Sevilla, para llegar de nuevo al centro y de ahí la cita obligada con nuestros mayores, que esperan la llegada de la Virgen, para rendirle tributo un año más, como ellos saben. Son las nueve de la mañana. El palio comienza a encarar la puerta de la residencia al compás de Amarguras. Los abuelos sentados aguardan impacientes. Sus ojos son un canto a la vida y a la lucha.Es un momento íntimo. De recogimiento y de pedir salud por ellos. El capataz dedica una levantá por ellos. El palio se pierde por Santa Clara para buscar la Avenida y de ahí el Palacio. "Hasta el año que viene si tú quieres"- como dice uno de los mayores despidiéndose de la Virgen. "Se nos acaba, chiquillo". Vamos disfrutar de los que nos queda".
Todo se iba consumando. El paso arriado espera que entre el Nazareno a su templo. Son las diez menos veinte. Restaban dos marchas para el encuentro. La Amargura te extrañó Eduardo al no verte delante suya guiándola entre la penumbra de la noche y las claritas de la mañana. Pero Ella, que es justa, te ofreció su mejor estampa. Cuando ya viene de vuelta, con la carita cansada. Hermosa y llorosa se te presentó ante tus plantas. Venía el palio fino, elegante y andando. Sonaba "La Madrugá". La plaza callada esperaba la llegada de la Virgen. "Aquí ha venido Eduardo, vamos hacerlo por él miarma"."Ole la gente de la Amargura". Y se escucho su voz. No podía faltar.- "Ole los costaleros buenos" -dijo Eduardo a su gente. Pellizco. Y sonaba "Amarguras". Lágrimas de emoción se derramaban. "Abajo con el, ahí quedo"- dijo Antonio. Empezó a entrar el palio en la iglesia. Suave, despacio, que no quiera entrar. Un vez dentro, ocurrió el momento, más emocionante de la madrugada. Eduardo y la Amargura como protagonistas. Nosotros, su gente, arropándolo. Frente a la Amargura, se le hizo entrega de un presente en forma de candelabro realizado por Juan Cantero, y coronado con un cirio de la candeleria del pasopalio, regalo de tu cuadrilla. Allí la emoción se desbordó. Por las circunstancias y por el hecho en sí. "Tu cuadrilla, con cariño te entrega este regalo Eduardo, para que la Virgen te ilumine y te de salud".
"Tu fuiste su costalero,
tu eres su capataz,
Vamos con la Amargura al cielo,
que Eduardo te está esperando,
que quiere volver a llamar,
y hablarle a su costaleros buenos
a los Amarguros de corazón y costal"
Eduardo cogió el llamador y con voz decidida llamó a Juan:
"-Juan. Dime, Eduardo, dime, le contestó desde abajo. Vamonos miarma, la última y hasta el año que viene si Dios quiere...Toosss por iguááááá valientes, va por ustedes...A esta es".
El palio se elevó al cielo como nunca. Y el sentimiento volvió a ser Amargura. Ahí quedo. Gracias. Salud.
Habrá una historia por cada persona que tuvo la suerte de vivir esta pasada madrugada. Cada una con un motivo, un sentimiento, una oración, una promesa, un dar gracias que Ella concedió en algún momento determinado.
GRACIAS A TODOS.