Tan sólo una semana. Siete días con sus noches, nos queda para que un año más la Amargura de la Virgen sea entronizada en su paso procesional. Cuando amanezcamos la mañana del Viernes de Dolores y vayamos al encuentro de la Señora de la Madrugá ya estará presidiendo su paso-palio cuasiperfecto marco incomparable para acoger el diálogo silente entre La Amargura y el díscipulo amado, San Juan. Y quizás nos quedemos embelesados con el semblante divino de María de la Amargura como este señor que aparece en la foto.
Fotografía: José A. Zújar. Viernes de Dolores de 2008.
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