miércoles, 26 de abril de 2017

Madrugá 2017. Igual y, a su vez, diferente.

"Igual que ayer permanece"...decía el poeta. Igual y a su vez diferente. Cierto es hermanos, parece que todos los años al llegar la luna de Nisán vivimos las mismas sensaciones, recuerdos, sentimientos. Puede ser que así sea. Es más, lo es pero siempre es diferente. 

Amanece el Jueves Santo en esta tierra. El día del amor fraterno. Cuando el sol se vaya y vuelva a salir de nuevo ya estará pasando por nuestras vidas. El tiempo, que todo lo pone en su lugar, corría. Noche cerrada y tibia. Lucía en su máximo esplendor la luna de parasceve, primera luna llena de la primavera que fue testigo hace más de dos mil años de la Pasión de Cristo. 

Son las dos y media de la madrugada. Te revistes de costalero con la ropa que con sumo cuidado la tarde de antes habías preparado y que lucía impoluta para una de las citas más importantes del año. Camiseta blanca con escudo de la Hermandad que late al compás de Amarguras. Pantalón negro. Faja. Sudadera de idéntico color, zapatillas ¡ah!, y lo fundamental el costal que ha de cargar con nuestra devoción particular.  Te vistes despacio. Coges la medalla del cabecero de la cama que guarda tus sueños el resto de madrugadas del año.  Te despides de tu madre. Sino, ella desde el cielo te manda un beso para que le lleves a la Virgen cerquita de ella. La liturgia del costalero. Parece que es igual que todos los años, pero ya te digo, es diferente.

Tres de la mañana. Llegan los costaleros amarguros. Parece que todo es igual, pero no, es diferente. "Falta gente. Sabemos quienes son. Vamos a tenerlos muy presentes". Empezamos a hacer costales, repartir estampitas, fajarnos. Nuevas caras, que también las hay. ¿Hay algo más bonito que ver la cara de un costalero en el debut bajo el palio? Pues eso. Nervios a flor de piel.  Se reparten los relevos. Toma la palabra Eduardo-la Virgen te dio salud para reencontrarte con nosotros y con tu hijo Edu que debutó como costalero de tu Virgen de siempre- "Nos vamos para la Iglesia. Que la Amargura nos está esperando".

Cuatro y media de la madrugada. La cofradía se organiza en el interior de la Parroquia. Penumbras y sombras. Adoración al Santísimo. Aún se puede sentir el calor humano de los hermanos de la Vera Cruz que habían finalizado su estación de penitencia un rato antes. Costaleros de Padre Jesús y los propios de su madre de la Amargura se confunden entre el gentío. Unos van otros vienen. Nazarenos morados y blancos con capa morada se disponen. Las miradas buscan a las devociones de cada uno. Parece que todo es igual, a priori lo es, pero no. Falta gente. 

Tañen las campanas del reloj de la plaza. Son las cinco. Hora Santa. El portalón de la Parroquia se abre. Sale la Cruz de Guía de la cofradía. 517 años de historia detrás. Un reguero de paisanos esperan la salida, en primer lugar del Nazareno. Me acerco hasta la puerta. Te busco. Te encuentro. Él va poquito a poco hasta a ti. Sostienes entre tus manos un trozo de los pecados de los mortales. Este año ese madero va cargo de peticiones directas para tu persona. Decidido, colocas la cruz a tu Señor. Salud. Parece que todo es igual pero no, amigo Checho deberías estar debajo de Él siendo sus pies. 

"Ausencia en la trabajadera;
llora el palo, te echa de menos,
se siente extraño,
al no verte ahí abajo"

"Señores vamonos". Certeras palabras de Eduardo marcaban el inicio del camino de la Amargura. Se levantan los faldones. Oscuridad. Recogimiento. Gente que va debajo sin estar físicamente que se fueron de este valle de lágrimas al orbe celeste. Palabras de aliento del capataz a sus hombres. Comienza a moverse el pasopalio presidido por la Madre de Dios con la advocación de Amargura. Y San Juan, el discípulo amado tiende su mano para aliviar su pena. 

"Oído, vámonos finito y suave, sin rodillas como nosotros sabemos costaleros"- decía desde las entrañas del paso Juan Cantero hijo. Su voz marca el compás del palio y pellizca hasta a los corazones de hielo e inertes.  Misma maniobra que siempre: "cada patero con su pata". "Vamos a mirar la cara a la Virgen, para ir bajando poco a poco el paso". "Señores repartirse por los costeros por la delantera y la trasera". Suena el llamador. El palio va a tierra. Se coloca en el frío mármol de la parroquia. "Poco a poco y sin tirones nos vamos para la calle". "Despacio, aguantar la delantera que no se vaya el paso." 

Ya en la calle el respetuoso silencio del pueblo era la nota dominante. Solo se podía escuchar mandar al capataz junto con los sonidos propios al levantar el palio para colocarle los zancos. De nuevo llama Eduardo:

-"Juan".
-"Dime, Eduardo, dime"- le respondió.
-"Escúchame miarma, esta primera levantá se la quiero dedicar a un costalero del Señor que está ahí mirándonos desde el balcón. Para que Nuestro Padre Jesús lo ponga bueno. Su padre fue muchos años costalero de la Amargura. Tos por iguá valientes, a esta es" 
-Va por er checho, fuerte arriba los tíos- dijimos desde abajo.

El palio subió al cielo. Empezó a sonar "Amarguras"  para Ella, para la Reina de la Madrugá que se perdía entre la muchedumbre que se daba cita, un año más en la céntrica plaza de España de Guadalcanal. Y "La Madrugá" en forma de marcha se hizo presente por los sones de la Banda de Música de Alanís. El paso andaba fino. Sin estridencias. Poco a poco. Iluminado con la luz de la candeleria refulgía entre la negrura de la noche.  

Pasaba el tiempo. Se para el pasopalio en casa de Serrano. En la calle San Sebastián, vulgo "de la farmacia". Ahí estaba el que fuera su capataz durante años. Esperándola como todos la esperamos a que nos venga a ver. "Va por él". "Aquí viene su hijo debajo". Legado amarguro. No hay más verdad que esa. 

Aún es de noche. Pasamos "La concepción" con Reina de San Román, "arroró", como preludio a la nueva levantá dedicada Adriano que fuera también capataz de nuestra madre y que ya iguala para la eternidad a los amarguros que piden sitio en la cuadrilla de los cielos. "Fuerte arriba". "Vamos a acordarnos de su hijo Migue que no puede estar este año aquí debajo". Allá donde estuviera seguro que se acordó mucho. 

Comienza a despuntar el alba en el horizonte. Primeras claras del día. Los vencejos madrugadores anuncian la inminente mañana del Viernes Santo. La cofradía morá transita por los cantillos. Suena "Amargura en tu amancer" marcha dedicada a la Virgen. Relevo en el antiguo pub "julito". Algo comienza a notarse en el ambiente. Hay ganas. La calle Granillos ya se atisba. Como telón de fondo los compases de "La Madrugá" para revirar buscando la mítica calle. Ya estamos. El palio comienza su peregrinar por citada calle. Andando de frente con la Amargura. Cambio de tercio. "La Estrella Sublime", para Ella. Los corazones laten más aprisa. Hay un "noseque" que nos ayuda a subir la calle. Ya estaban bajando desde el cielo sus amarguros para acompañarnos en nuestro pensamiento. Cada cual tiene un recuerdo que hace más liviana la subida. Tan liviana que prosigue la chicotá al compás de "Virgen de los Estudiantes". Cuanto sentimiento acumulado aquí abajo. Poe, en un alarde de arengar a su gente, exclama por tres veces "VIVA LA AMARGURA", respondiendo su gente desde debajo al grito de "VIVA". Sin alardes ni estridencias, puro sentimiento, prosigue quien escribe haciendo lo propio. El Señor, en la calle de la Amargura, calló tres veces y se levantó, nosotros quisimos remorar su mensaje. Gozo y devoción iban de la mano. El paso no baja sigue su periplo. Hemos alcanzado la esquina con la calle Espíritu Santo. Suena el poema sinfónico de Font de Anta "Amarguras". El palio comienza a descender las empinada calle López de Ayala en busca de la plaza. Que cosa más grande a mi ya no me salen palabras, sinceramente. Vívelo. Salud.

El sol del Viernes Santo es un hecho. Una luz única en el año. Está de luto. Esa misma luz entraba por entre los huecos de las trabajaderas. Ya le vemos la caras a los hermanos que van a nuestro lado. Nubes de incienso se mezclan con aromas de azahar recién florecido por los naranjos de la plaza. La Amargura ya cambió su semblante. Se le secaron las lágrimas por el sol vacilante. 

Buscamos el lugar donde la vida se hace experiencia. La Residencia de nuestros mayores. Allí nos esperan. Pasamos lista con la mirada. Falta alguien, José que recitaba sus poesías a los Cristos y a sus Vírgenes. Ya goza de la vida eterna junto a su querida Petra. Los que están, miran con ternura a la Virgen. Por un ratito se la llevamos para que les de salud. "Hasta el año que viene, si Ella quiere"´- se le escucha decir entre susurros. La Amargura se pierde buscando la Avenida. "Esto se acaba"- dice Antonio el capataz.

Momento para los amarguros. Poco más allá de la fragua ,levantá tradicional dedicada a las madres: 

"-Juan.
-Eiiiiii. Dime Eduardo corazón- responde Cantero hijo
-Está levantá va por las madres, él que la tenga que la cuide, él que no que se acuerde mucho de ella"
-"Vamos a acordarnos de Cándido, por la labor que hizo el año pasado". "Fuerte arriba con Ella. Al cielo".

Somos conscientes de que todo se va consumiendo. Se acaba. Se nos escapa de entre las manos. El palio sube el palacio con maestría y elegancia. Suenan las notas de "A tí Manué". Se arria el paso. El Nazareno está entrando a la parroquia. Suena "La Saeta" se despide de su pueblo. Hasta el año que viene. En el balcón de nuevo, el amigo Checho, "Toma su cruz y síguelo ". Con paso firme sin dudar y siempre de frente. El año que viene serás de nuevo costalero mío. Le dijo a su modo. Emoción.

Y llega la Amargura. Sones macarenos. "Macarena" del maestro Emilio Cebrián. Se adentra en la plaza. La Virgen parece cansada. "¡Que bonita, hijo que bonita!"- dijo Antonio. Suena de nuevo, "Amarguras". Se nos escapaba como si de un suspiro se tratase. Cierra los ojos. La Virgen va de camino hacia el interior de la Iglesia. Ya no hay música. Sólo se escucha el rachear de los costaleros y el capataz mandando. 

Son las 10:34 del 14 de abril de 2017. Los zancos se posaron para siempre y hasta el año que viene. El ocaso de la madrugada. El sentimiento volvió a teñirse de Amargura. Ahí queó. Salud para todos ustedes. Fue igual pero siempre diferente.

Habrá una historia por cada persona que tuvo el honor de vivir en sus carnes esta pasada madrugá. Cada cual con un motivo, una historia detrás que lo hace único y especial, un sentimiento, una promesa o dar gracias a Ella.

Con todo mi cariño y afecto a mi amigo Checho. Va por ti. (Ya no puedo escribir más.Emoción).